jueves, 8 de septiembre de 2016

El Pecado

El Pecado
“…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”
Romanos 3:23

Introducción:
1.    “Pecado”, es una palabra común en nuestro vocabulario, pero ¿sabemos que es o qué significa esta palabra?
2.    Siendo el pecado un problema universal, es muy necesario enterarnos de su significado y consecuencias.
3.     Aquí un breve estudio sobre el pecado.

I.      ¿QUÉ ES EL PECADO?
A.    Aunque en la Biblia no tenemos una definición de la palabra “pecado” si tenemos la descripción de lo que el pecado es.
1.    Del griego “hamartía” cuyo significado es “fallo de la meta, no dar en el blanco”
2.    El significado básico de palabras relacionados con el pecado:
a.    Pecar: Errar el blanco; no acertar.
b.    Iniquidad: una distorsión o perversión.
c.    Infringir: apartarse; violar los límites.
B.    El pecado es la transgresión de las normas de conducta establecidas por Dios (I Jn. 3:4)
1.      ¡Toda persona es culpable del pecado! (Rom. 3:23)
2.      El pecado es dejar de hacer el bien (Stg. 4:17; Gál. 6:9).
3.      El pecado es la violación de su propia conciencia (Rom. 2:14,15; 14:22,23).
C.    El pecado NO se hereda.
1.    Es algo que hacemos. “Por cuanto todos pecaron” (Rom. 5:12)
a.    No somos condenados por los pecados de los padres (Ez. 18:20).
b.    La muerte espiritual resulta de nuestros propios pecados (Ef. 2:1,5).
2.    Un niño No tiene pecados.
a.    Por tal razón se describen como herederos del reino de los cielos (Mat.19:14).
b.    El pecado comienza en la juventud del ser humano, no en la niñez (Gén. 8:21).

II.       CONSECUENCIAS DEL PECADO.
A.    La muerte física (Gén. 3:19; I Cor. 15:20-22)
B.    La tierra maldecida (Gén. 3:13-19; Rom.  8:18-25)
C.    La muerte espiritual (Rom. 6:23; Stg 2:26; Is. 59:1,2; Gén. 2:16,17; 3:22-24; Ef. 2:1-3)
D.   Un corazón endurecido (Heb. 3:8,13,15; 4:7; Mar. 3:5; 6:52; Ef. 4:17-19; I Tim. 4:2)
E.    El infierno (Mat. 7:21-23; 25:29-46; II Tes. 1:6-9; Rom. 2:5-10; Ap. 20:15; 21:8).
F.    El sufrimiento y la muerte de Jesucristo en la cruz. (II Cor. 5:21: Is. 53:3-6; Heb. 9:13,14, 22-28)
G.   El pecado es la causa fundamental por todo el sufrimiento físico.
1.      Todo el miedo y toda la agonía emocional de esta vida.
2.      El pecado es la razón por la cual el ser humano se pierde ahora y eternamente.
H.   El pecado le costó a Dios Su propio Hijo. Fue el pecado, no los clavos romanos, los que mantuvieron a Jesucristo en la cruz.
I.     El pecado es la razón por le existencia del infierno.

III.    EL DILEMA DE DIOS CON RESPECTO AL PECADO.
A.    Dios es Santo:
1.      ¡El aborrece el pecado! (Rom. 1:18; Sal. 45:7; Pr. 6:16-19).
B.    Dios es Justo:
1.    ¡Su Propia naturaleza divina le obliga a castigar el pecado! (Éx. 23:7; Pr. 17:15; Rom. 6:23; Rom. 2:1-16)
C.    Dios es Misericordioso: ¡El desea salvarnos! (II Ped. 3:9,10; I Tim. 2:4,5; Ez. 33:11).

IV.     LA SOLUCIÓN DE DIOS PARA EL PROBLEMA DEL PECADO.
A.    Jesucristo
1.    El vino para salvar a Su pueblo de sus pecados (Mat. 1:21).
2.    El vino para dar Su vida como rescate por muchos (Mar. 10:45).
3.    El vino para buscar y hallar a los perdidos (Luc. 19:10).
4.    El vino para quitar nuestros pecados (Jn. 1:29).
5.    El vino para salvar a los pecadores (I Tim. 1:15).
B.    La justificación: ¡INOCENTE!
1.    Dios declara inocente a una persona que no lo es.
a.    El hecho (Rom. 4:5-8).
b.    La propiciación (Rom. 3:24-26; II Cor. 5:21).
C.    La redención: ¡LIBRE!
1.      Dios libra al esclavo por pagar El Mismo el rescate.
a.    El hecho (Ef. 1:7).
b.    El rescate pagado (Col. 1:14).
D.   El perdón: ¡PERDONADO!
1.      Dios perdona a la persona en vez de condenarla por sus pecados:
a.     El hecho (Luc. 24:47; Heb. 10:16-18).
b.     El medio (Mat. 26:28; Heb. 10:11-14).
E.    La reconciliación: ¡AMIGOS!
1.     Dios no guarda rencor contra el ofensor:
a.     El hecho (Col. 1:21,22).
b.     El precio de la paz (Ef. 2:13-18).
F.    ¡No hay otra solución!
1.      No hay otro camino más que Jesucristo (Jn- 14:6).
2.      No hay otro Salvador más que Jesucristo (Hch. 4:12).
3.      Las alternativas son: La paga o la dádiva (Rom. 6:23).

CONCLUSIÓN:
1.     Hemos aprendido en esta lección el significado del pecado
2.     Los resultados del pecado
3.     El dilema de Dios con respecto al pecado

4.     La solución de Dios para el problema del pecado

domingo, 28 de agosto de 2016

Las Consecuencias Terribles Del Pecado

Las Consecuencias Terribles Del Pecado

  Aquel día fue más oscuro de la historia. No había allí ningún periodista; ninguna de las grandes cadenas televisivas para cubrir la noticia. Pero para al escritor del libro de Génesis, esta noticia fue la peor que jamás haya ocurrido en la historia de la humanidad... El hombre, para quien Dios había diseñado y construido un maravilloso lugar, "el Edén", donde estaba cercado de deleites. Desoyendo las advertencias de su creador, en un acto de rebelión, se sometió al engaño de Satanás, deslizándose así al fondo del precipicio del pecado, permitiendo que por primera vez el pecado entrara al mundo, separándole de su creador. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rom. 5:12)

El Pecado. En su sentido básico, significa "errar al blanco". El "blanco" en esta vida es hacer perfectamente la voluntad de Dios. Cuando uno falla en vivir perfectamente conforme a la voluntad de Dios, uno "yerra el blanco"; es decir, uno peca. Esto bien lo expresa 1 Juan 3:4, "…todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción a la ley". Los mandamientos que compone la ley de Dios son todos justos, por lo cual, la violación de estos mandamientos es injusticia y "toda injusticia es pecado" (1 Juan 5:17).  
La ley de Dios es una extensión de su amor para con nosotros. Dios, siendo nuestro creador, él sabe lo que es mejor para nosotros, lo que realmente necesitamos. Él es la fuente de todo lo bueno. Debido a que Dios nos ama, él nos dice lo que es pecado para que nosotros lo evitemos.
Nadie puede afirmar que no ha cometido una mala acción o que siempre ha hecho lo bueno, y que no ha tenido pensamientos indignos; como tampoco puede negar que en ocasiones ha servido a sus propios intereses egoístas en vez de cumplir la voluntad de Dios. Bien escribió Salomón: "ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque", y agrega, "He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones” Eclesiastés 7:20,29. Para callar a cualquiera que reclame no haber pecado, la Sagrada Escritura responde con firmeza: "como está escrito: No hay justo ni aun uno… todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" (Rom 3:10,12). El apóstol Juan escribió: "si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en vosotros" (1 Juan 1:8). Ciertamente no existe ninguna persona que haya escapado de la trágica influencia del pecado, "por cuantos todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom 3:23).

Las Consecuencias Del Pecado

 La infracción a la ley de Dios resulta en un castigo eternamente severo, pues, la ley, lleva en sí el carácter y la naturaleza del legislador. Como Dios es eterno, su ley es eterna, y está sostenida por la autoridad eterna e infinita. Cuando violamos sus leyes, nuestros pecados alcanzan consecuencias eternas, pues hemos violado la ley de un Dios eterno por lo que sufriremos "pena de eterna perdición" (2 de Tes. 1:9).
La justicia de Dios exige la muerte del pecador: “…el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Otro texto: “Porque la paga del pecado es muerte…” (Rom. 6:23). 
 La justicia exige que el castigo esté a la misma altura del delito. Como pecamos contra una ley eterna, la pena debe guardar proposición con el delito. La medida justa de una ofensa se ve en la persona que ha sido ofendida, es decir, no es lo mismo pecar contra un hombre que pecar contra un Dios infinito. Por ejemplo: En un ejército, si un soldado golpea a otro soldado recibirá un castigo por tal agresión, tal vez no será un castigó demasiado severo. Pero si este mismo soldado golpea a un capitán, la consecuencia será más grave, por lo que el castigo será más severo. Ahora si este mismo soldado se atreve a golpear al general en jefe del ejército, ¡pobre de él! Observe que en cada caso la ofensa fue la misma, la agresión; sin embargo, las consecuencias son diferentes por causa de la distinción de las personas que han sido ofendidas. Este ejemplo nos muestra las consecuencias terribles del pecado. Hemos pecado contra la santidad y el poder de un Dios que tiene absoluto poder. Es por esta razón, que el pecado en nuestras vidas es tan terrible y tiene tan graves consecuencias.
El caso, es que por pecar hemos comprometido nuestra alma, y ahora, estamos bajo pena de muerte y expuestos al castigo eterno. Nuestra única esperanza es que un medio sea hallado por el cual conseguir la misericordia y perdón de Dios contra quien hemos pecado. En este punto, los hombres no podemos hacer mucho, no tenemos qué ofrecer. 
Alguien sin pecado tenía que ofrecerse por los pecados del mundo y tenía que decirnos que hacer para ser librados de la condenación eterna. Aquel que dijo "yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6), es quien puede llevarnos de regreso a Dios, porque él dijo. "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
Juan 3:16
Para que el hombre pueda salir de la terrible condición en que se encuentra por causa del pecado, se necesitó que Jesús, el eterno Hijo de Dios, viniera a este mundo “a dar su vida en rescate de muchos...” (Mar. 10:45). Pedro dijo: “...sabiendo que fuiste recatado de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin manchas y contaminación...” (1 Ped. 1:18,19). El apóstol Pablo señala que: "…Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros…" (Ef. 5:2).
Cristo, porque nos amó, desvió hacia él todo el peso de la ira de Dios por el pecado. Todos nosotros merecíamos ese castigo, pero Cristo lo sufrió, "…el justo por los injustos, para llevarnos a Dios…" (1 Ped. 3:18). Él llevó nuestras culpas "…en su cuerpo sobre el madero…" (1 Ped. 2:24).

El Poder Redentor De La Sangre De Cristo.

Efesios 1:7 “…en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia
1 Juan 3:5 “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él”.
2 Corintios 5:21 "Al que no conoció pecado" (Heb. 4:15; Heb. 7:26; 1Ped. 1:19). "por nosotros lo hizo pecado" Ofrenda por el pecado. Cristo fue hecho un sacrificio por el pecado, pues Dios le trató a Él como si fuera pecador. Isaías 53:6 “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”
1 Pedro 2:24 “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados
Cristo se ofreció a sí mismo por nuestros pecados. 1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios
El problema del pecado se soluciona cuando los pecados son lavados en la sangre de Cristo. Ap. 1:5 “…y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”. Es la sangre de Cristo que lava nuestros pecados

Jesucristo, La Solución De Dios Para El Pecado

Cristo padeció por nuestros pecados. “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él” (1 Jn. 3:5).
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos para llevarnos a Dios” (1 Ped. 3:18).

Cristo derramó su sangre para redimir nuestros pecados.

porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mat. 26:28).
Jesucristo, “… vino para salvar a Su pueblo de sus pecados” (Mat. 1:21).
Jesucristo, “… vino para dar Su vida como rescate por mucho” (Mar. 10:45).
Jesucristo, “…vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. (Luc. 19:10).
Jesucristo, “…el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29).
Jesucristo, “…vino al mundo para salvar a los pecadores…” (I Tim. 1:15).
Jesucristo, “…vino, para dar Su vida como rescate por muchos” (Mar. 10:45).

Cinco Pasos Bíblicos Necesarios Para Recibir El Perdón De Pecado.

1. Oír el evangelio (Rom. 10:17).
2. Creer el evangelio (Mar. 16:15,16; Juan 3:36).
3. Arrepentirse de los pecados (Hch. 17:30,31).
4. Confesar a Cristo como el hijo de Dios (Rom. 10:9,10).

5. Bautizarse para el perdón de pecados (Hch. 3:38).

martes, 23 de agosto de 2016

“Mirad, Pues, Cómo Oís”

“Mirad, Pues, Cómo Oís”
Lucas 8:18.

Introducción:

Durante su ministerio terrenal, Jesús a menudo concluyó sus enseñanzas diciendo: "¡El que tiene oídos para oír, que oiga!"
-       Lo dijo cuando habló acerca de Juan el Bautista (Mat. 11:15)
-       En la parábola del sembrador (Mat. 13:9)
-       Otra vez en la explicación de la parábola de la cizaña (Mat. 13:43).
-       En sus cartas a las iglesias de Asia menor, Jesús concluye cada una con un dicho similar: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias " (Ap. 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22).

¿Cuál es el sentido de estas palabras?
Equivale decir: ¡¡Atención!! Lo que se está diciendo es muy importante, así que presten mucha atención al escuchar (Mar. 4:23-25).
-       Jesús se encontró con este problema en el oír, que también es recurrente en la sociedad de hoy.
-       Muchas personas simplemente escuchan, pero no oyen. No escuchan para comprender.
Estoy convencido de que hoy muchos no se dan cuenta de la importancia de oír con atención.
Apropiado es preguntarse: “¿Qué tan bien estamos oyendo nosotros?"

PONDREMOS ATENCIÓN EN TRES TIPOS DE OYENTES.

Los "Tardos Para Oír"
-       Algunos de los cristianos hebreos eran así (Heb. 5:11).
-       Tenga en cuenta que cuando una persona tiene este problema, ¡es difícil explicar las cosas a ellos! No se concentran ni ponen atención.
-       La culpa no es del que enseña, sino del "oyente"
1.    Isaías escribió acerca de tales personas, y Jesús la aplicó a muchos en sus días (Mat. 13:13-15).
-       ¡La gente es así porque son duros de corazón! Esto les impide comprender:
·         La verdad de Dios.
·         La condición del pecador ante Dios.
·         La salvación que provee Dios

2.    Los Que Tienen "Comezón De Oír".
-       Pablo describe de estos en 2 Timoteo 4:3-4.
-       Estas personas sólo escuchan lo que les es agradable, quieren que se les entretenga.
-       Así que no les gusta la "sana doctrina".
-       Tales oidores van a encontrar a los maestros que rasquen su comezón de oír (2 Tim. 2:3). Son como los oyentes descritos por Isaías (Is. 30:10).

3.    Los Que Escuchan Con "Un Corazón Bueno Y Recto".
-       Jesús habla de ellos (Luc. 8:15).
-       Los de Berea eran oyentes de este tipo (Hch. 17:11).
-       Eran "nobles”, dispuestos a oír como una audiencia justa.
-       Se mostró en su forma de "recibir" (o escuchar) la palabra:  "Con toda solicitud"
-       ¡Este es el tipo de oyente que todos debemos ser!
En los siguientes puntos veremos la importancia de ser este tipo de oyente.

LA IMPORTANCIA DE OÍR BIEN.

Oír Con Atención Es Esencial Para Ser Bendecido.
-       Aquellos que están dispuestos a escuchar con atención encontrarán maravillosas cosas que aprender (Mat. 13:16-17).
-       Todas las maravillosas bendiciones que están disponibles en Cristo (Ef. 1:3)
-       ¡Podemos perder estas bendiciones si no escuchamos con atención!

Oír Con Atención Es Esencial Para Cultivar La Fe.
-       Dios ha ordenado que seamos salvos por la fe en Cristo (Gál. 2:16)
-       Esta fe viene por medio de oír la Palabra de Dios (Rom. 10:17).


El Oír Con Atención Fue diseñado para tener fe a través de la lectura de la Palabra de Dios (Jn 20,30-31).
-       Una razón por que la fe es a menudo insuficiente es porque los cristianos simplemente no son buenos lectores u oyentes.
-       Recuerde a los hermanos hebreos que permanecían en su infancia espiritual por haberse hechos “tardos para oír” (Heb. 5:11).
-        
¿Y qué de nosotros? ¿Nuestra forma de "escuchar" obstaculizar el desarrollo de nuestra fe?

Oír Con Atención Es Esencial Para Dar Frutos.
-       En la parábola del sembrador, el único tipo de suelo (corazón) capaz de dar fruto fue el que escuchó correctamente, los que “retienen la palabra oída” (Luc. 8:15).
-       ¡Eso se debe a que su fruto viene de “oír y conocer” la gracia de Dios! (Col 1:6).
o   Tenga en cuenta que el evangelio fue dando sus frutos en los Colosenses
o   Pero eso era "desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad"; ¡Sólo por escuchar bien podemos "entender" la gracia de Dios, y ser así motivados a dar sus frutos para su gloria!

Oír Con Atención Es Esencial Para La Prevención De La Apostasía.
-       Existe el peligro real de pasar por alto "una salvación tan grande" (Heb. 2:1-3)
-       La única solución es que “con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído”.

¡CUIDADO! ¡El escucha despreocupado es a menudo el primer paso hacia la apostasía!

Oír Con Atención Es Esencial Para Evitar La Condenación.
-       Si no escuchamos lo que deberíamos ...
-       Los que enseñan la Palabra de Dios tiene el derecho de desistir seguir enseñándonos a los que no oyen con interés (Mat. 10:14-15.}
-       Con la actitud de no querer oír con atención, nos estamos juzgando indignos de la vida eterna (Hch. 13:44-49).
Debemos de apreciar las maravillosas oportunidades que tenemos de poder oír la Palabra de Dios.

MEDIDAS PARA MEJORAR NUESTRA FORMA DE ESCUCHAR.

Hacer Del oír Bien Un Acto De Culto.
-       Cómo escuchar la palabra de Dios cuando es leída o predicada es una indicación de nuestra devoción a Dios, igual a la que debemos mostramos al orar o cantar.
-       Así que cuando nos reunimos a escuchar la Palabra de Dios, hagámoslo con toda reverencia, con una actitud de adoración.
-       La proclamación de la Palabra de Dios merece nuestra total atención.

Cuando Escuche La Enseñanza con atención, Escuche De Principio A Fin.
-       Prestar atención a todo lo largo de la enseñanza.
-       Al escuchar la enseñanza bíblica debemos oír con atención cada oración, cada frase, cada palabra.
-       Para entender se debe oír a la luz del contexto en el que se presenta el tema expuesto. Si usted llega atrasado a las reuniones esto no será posible.
Como se espera que el predicador debe seguir ciertas reglas de homilética para que sea entendido. Así también los oyentes deben escuchar de principio a fin una lección para comprender lo expuesto y ser edificado.
-       Ponga mucha atención.
-       Tome nota de la lección.
-       No se distraiga, no salga del lugar de reunión.

Esté Atento Al Predicador.
-       Esto hará más fácil su concentración.
-       No se distraiga con cosas de la sala de reunión que hará que su mente divague.
-       ¡No Cierre los ojos, será más fácil que se duerma!
-       ¡Lea los textos citados! Use su Biblia, no el celular. Existe más tentación de distraerse. 

Escuchar Con Fe.
-       Para ser edificado es necesario escuchar con una disposición de aceptar y creer lo que enseña la Palabra de Dios.
-       Recuerde Hebreos 4:1-2: Los que murieron en el desierto “pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron”.

Lo Más Importante: Oír Con La Intención De Practicar La Palabra.
-       Debemos oír con la intención de practicar la palabra de Dios (Stg. 1:22-25).
-       Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Heb. 2:2).


CONCLUSIÓN:

Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.

Lucas 7:24-29