No Dejando De Congregarnos
“… no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” Hebreos 10:25
Introducción:
Nuestro
Dios es un Dios cercano que desde el principio
ha deseado tener una estrecha comunión con su pueblo. Esta fue la orden
que recibió Israel “sino que
buscaréis al Señor en el lugar
en que el Señor vuestro Dios escoja de todas vuestras tribus, para poner allí
su nombre para su morada, y allí vendréis” (Deut. 12:5).
A la nación de Israel le ordeno construir el
tabernáculo, la tienda de reunión, “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de
ellos” (Ex. 25:8).
Estando
ya constituidos como nación Israel se
construyó el Templo convirtiéndose en el
centro de adoración de la religión judía. “Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que
esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para
siempre” (2 Cro.7:16).
En estos últimos tiempos Dios ha puesto su nombre
en la iglesia
Recordemos “…sino
que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus,
para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis” (Deut.
12:5).
La iglesia es el templo de Dios “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el
Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Cor. 3:16)
“…vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como
casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Ped. 2:5)
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos” (Mat. 18:20).
El EJEMPLO DE JESÚS
Jesús,
el Hijo de Dios, vio la necesidad de reunirse públicamente en forma regular.
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de
reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Luc. 4:16)
Si
Jesús, el Hijo de Dios vio necesario reunirse en forma regular ¿Cuanto más nosotros?
Aun
entendiendo que hay gran valor y beneficio en la adoración individual, Dios ha
ordenado la adoración pública.
Tenemos
mandamientos respecto a la adoración congregacional, en forma regular para
nuestro bienestar espiritual.
La
fidelidad a Dios y a Su Palabra siempre ha tenido una relación directa con la
asistencia fiel a las reuniones ordenadas por Él.
¿POR QUÉ DEBO ASISTIR A TODAS LAS REUNIONES DE LA
IGLESIA?
Porque
Necesito La Edificación Espiritual Que La Iglesia Ofrece.
La
iglesia, en el diseño de Dios, tiene
como propósito la edificación de los santos,
“Y él mismo
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:11,12).
Necesitamos ser perfeccionados y edificado, esa es uno de los propósitos
de la iglesia local. Para eso fue
diseñada.
Debemos
tener un deseo intenso por el alimento espiritual que la iglesia ofrece.
“…desead,
como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación” (1 Ped. 2:1, 2).
“Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mat. 5:6).
La
enseñanza de la Palabra de Dios es fundamental para todo cristiano
Jesús
habló de la influencia santificadora de la palabra de Dios: “Santifícalos en tu
verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17).
¡La
palabra de Dios tiene el efecto de separarnos y santificarnos para los
propósitos de Dios!
Tenemos
un llamado a la transformación “por medio de la renovación de vuestro
entendimiento” (Rom.12:2)
Debemos “… aprended
a hacer el bien” (Is. 1:17).
Recordemos
la amonestación de Pedro: “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho
lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias,
embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías” (1 Ped. 4: 3).
En
esta transformación la Palabra del Señor es fundamental: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16,17).
Considerando
lo aquí expuesto, debo desear estar
presente en cada servicio donde se predica y enseña la bendita Palabra de Dios.
Porque
El Congregarnos Tiene El Propósito De Animarnos Unos A Otros.
“Y considerémonos unos a
otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (24)
El ejemplo en el
cristiano es algo que Dios se propuso que tuviéramos como ayuda para vivir la
vida cristiana.
El
ejemplo del cristiano es esencial en la enseñanza para contribuir a la fuerza espiritual de otros (Jn. 13:15; 1 Tim.
4:12; Tito 2:7).
El Nuevo Testamento demanda el cuidado mutuo del uno por el
otro, para estimular al amor y a las buenas obras.
Esto contribuye mucho a la perseverancia y fidelidad de todo hermano.
Como padres
tenemos el mandamiento de criar a nuestros hijos
“en disciplina y amonestación del Señor” (Ef. 6:4).
Un ejemplo despreocupado en la asistencia
a las reuniones de la iglesia de parte de los padres, dejará la idea que las
reuniones con los santos no importan tanto.
Padres fieles criarán hijos fieles, es
cuestión de prioridades (Mat. 6:33)
El
plan de Dios para la edificación del cuerpo de Cristo requiere la participación
activa de parte de cada miembro. (Ef. 4:11-16)
La
congregación se compone de individuos.
La
actividad de la iglesia depende de la actividad de los miembros.
La
fuerza de la iglesia depende de la fuerza de los miembros.
Diligencia
y firmeza de mi parte fortalecerá la congregación local. (Heb. 11:6; 1 Cor.
15:58)
La
iglesia es una Comunión (1 Jn. 1:2,3)
La
palabra comunión significa
“participación” o “compañerismo”.
Yo
tengo comunión con la congregación local en el grado que yo participo en cada reunión y obra que ella lleva a cabo.
(Hch. 2:42)
La
iglesia es un ejército. (Ef. 6:11-18)
Somos
soldados de Cristo (2 Tim. 2:3,4)
Los
soldados desertores debilitan cualquier ejército.
Recordemos que es en la iglesia donde Dios
es glorificado a plenitud (Ef. 3:21).
“a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las
edades, por los siglos de los siglos. Amén”
¿ES PECADO NO ASISTIR A LAS REUNIONES?
La
Biblia enseña que pecado es infracción de la ley de Dios (1 Jn. 3:4).
Reunirse
con los santos para adorar a Dios es un mandamiento (Heb. 10 24,25).
Tenemos
el ejemplo de los primeros cristianos (Hch. 2:42; 20:7).
El
ausentarse de las reuniones del día del Señor implica por lo menos tres
transgresiones a la ley de Dios:
Desobedecer
el mandamiento de congregarse. (Heb. 10:25; Hch. 20:7)
Desobedecer
el mandamiento de participar del
memorial de la Cena del Señor, “haced esto en memoria de mí” manifestando una profunda ingratitud, (Luc
22:19; 1 Cor. 11; Hch. 20:7)
Desobedecer
el mandamiento de ofrendar. (1 Cor. 16:1,2)
Las
reuniones de la iglesia están diseñadas con el propósito de perfeccionar a los
santos.
“…a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12)
Son parte de las buenas obras “Porque somos hechura suya, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas
(Ef. 2:10)
“…y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Sntg. 4:17).
En
realidad, si amo a Dios lo suficiente, quisiera estar siempre donde su nombre
es glorificado.
Recordemos
al salmista:
“Yo me
alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos” (Sal. 122:1)
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo
en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”. (Sal.27:4)
Los
mandamientos de Dios no son gravosos debemos
considerarlo como un privilegio y bendición. “Pues este es el amor a Dios,
que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1
Jn. 5:3)
Si
amamos al Señor desearemos estar donde Él está presente (Mateo 18:20).
Si
amamos a nuestros hermanos nos esforzaremos
“…para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Heb. 10:24).
Si
tenemos “hambre y sed” por la palabra de Dios (Mat. 5:6) y deseamos “…como
niños recién nacidos, la leche espiritual…”
(1 Ped. 2:2).
Estaremos
presentes en cada servicio que la iglesia ha programado para nuestro
crecimiento espiritual.
Conclusión:
“Pues
este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no
son gravosos” (1 Jn. 5:3).
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas” (Mat.6:33).
“Yo me
alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos” (Sal. 122:1)
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