EL SERMÓN DE PABLO.
Hechos 24:24-25 nos relata la disertación de
Pablo ante Félix y Drusila su Mujer.
El apóstol les habló de la fe en Jesucristo,
enseñándoles de:
“La Justicia ,
Del dominio propio
Y del juicio venidero
Esta exhortación también es muy necesaria hoy.
La justicia que se refiere Pablo, es la
justicia de Dios, que quiera decir el plan de Dios para justificar al hombre.
(Rom. 5:1)
La gloria
de Dios es su santidad.
Por pecar el hombre está destituido de esa
gloria de Dios. (Rom. 3:23)
La justicia es por la fe. (Rom- 5:1; 8:30)
El propósito de Dios es tomar al hombre que en
obediencia a Su palabra viene a él y hacerlo justo.
El poder usado por Dios en esta operación es
el evangelio. (Rom. 1:16-17)
La forma de recibir tal justificación es
obedecer el evangelio (Mar. 16:16, Rom. 5:1; Tito 3:7; Heb. 5:9).
Por tal razón hay que oír el evangelio. (Rom.
10:17)
Esta justificación se consigue después del
bautismo (Rom. 8:30, 1 Cor. 6:11)
El
Dominio Propio.
EGKRATEIA = Esta palabra quiere decir
controlar o dominar todos los apetitos, deseo
y pasiones. (1 Cor. 9:27; Tito 1:8; 2 Ped. 1:6).
Los que cultivan el dominio propio dejan de
practicar las obras de la carne y
manifiestan el fruto del Espíritu. (Gál. 19:23).
El dominio propio caracteriza al cristiano
(Tito 1:8).
Tenemos dominio propio porque el Señor nos lo
dio. (2 Tim. 1:7; 2 Ped. 1:6).
Ser disciplinado en el estudio de la Biblia es
buena demostración del dominio propio. (1 Tim. 4:13)
El
Juicio Venidero.
Este es el juicio que sin duda vendrá, y espera
a todo ser humano (Hch. 17:30-31; 2 Cor. 5:10; Heb. 9:27).
Todo ser humano estará un día “de pie ante Dios” (Ap. 20:12-15)
Todos daremos cuenta a Dios. (Rom. 14:12; Ecl.
12:14).
“Félix se espantó” (verso 25)
El temor que sobrecogió a estas personas, era
el principio necesario de un cambio de vida.
Pero la ambición, la lujuria y el amor al
mundo, sofocaron tan necesario temor reverente que produciría el cambio de
mente para salvación.
“Ahora vete; cuando tenga oportunidad te
llamaré”.
Con estas palabras se libraron de tan fiel
amonestador.
La oportunidad que se refirió Félix al parecer
nunca llegó, despreció la precisa.
Conclusión:
Si Félix pudiera advertirnos desde el hades,
el refugio del espíritu de los muertos, (Luc. 16:23) nos rogaría no despreciar
tan valiosa oportunidad.
Cada día, cada mañana que abre sus ojos en
esta vida, da comienzo a un nuevo día de salvación.
No demore más su obediencia a Cristo. “..He
aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora viene el día de salvación”. (2
Corintios 6:2)
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