lunes, 24 de mayo de 2010

¡Hombres Buenos… Pero No Haciendo Nada!

¡Hombres Buenos… Pero No Haciendo Nada!

Alguien dijo una vez: “Todo lo que es necesario para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada”. Hoy esta aseveración tiene mucho sentido.
A menudo gana el mal, simplemente porque los hombres buenos no están dispuestos ponerse de pie y luchar por lo que sabemos es correcto.
- Vivimos tiempos peligrosos donde no es popular llamar al pecado por su nombre
- Como en los tiempos de Isaías hoy la gente quiere oír cosas halagüeñas y no la verdad (Is 30:10).
- Cuando vientos sectarios amenazan a la iglesia ¿quién levanta la voz en advertencia?
- En una sociedad que a lo malo llama bueno y a lo bueno malo, donde los valores son trastocados constantemente. ¿En qué posición estamos?

El Propósito De Cristiano En El Mundo.
- “Luz del mundo y sal de la tierra” (Mat. 5:13,14).
- Fuimos creados para hacer buenas obras (Ef. 2:10)
- Cristo se dio a sí mismo para obtener un pueblo celoso de buenas obras (Tito 2:14).
Hay que marcar la diferencia.
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras”(1 Ped. 2:11,12).

Para Ser Bueno, Hay Que Hacer El Bien
- Una orden de Jesús: haz el bien, sin esperar nada a cambio (Luc. 6:35)
La parábola del hombre de un talento (Mat. 25:18-26)
- Él tomó lo que el Señor le dio y lo escondió (v 18)
- Fue condenado a devolver sólo lo que su Señor le dio (v 25).
- El no hizo el mal en lo absoluto. No robó el dinero.
- Tampoco hizo nada bueno con el dinero. ¡Él no hizo nada! (v 26).
La iglesia en Sardis parecía estar viva, pero para Cristo estaba muerta (Ap 3:1).
- Hoy, muchas iglesias solo existen para reunirse sin hacer nada más que eso, reunirse.
- De igual forma muchos cristianos están de brazos cruzados. Son meros espectadores.
- Si se gana bien, se unen en la celebración, aunque ellos no hicieron nada para producir tal victoria.
- Aunque siempre están presto a quejarse y a criticar a los que trabajan, pero nadie los puede mover de su apatía.
Aprendamos de la parábola de la higuera (Mat. 21:19).
Una advertencia para los que dicen ser buenos y, sin embargo no hacer nada.
Prestemos la atención debida a la advertencia de Juan, el Bautista (Mat. 3:10).
Hay riesgo de ser cortado si no damos frutos, es lo que advierte Jesús (Jn. 15:1-2).
La apariencia de hombres buenos, pero sin frutos, trae consecuencias malas.

Cuando los hombres buenos no hacen nada, el mal triunfa.
- “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas…” (Ef. 5:11).
Los mandamientos de Dios están diseñados no sólo para evitar lo malo, sino para oponerse activamente al mal.
Una actitud pasiva ante el pecado es ayudar a que prevalezca el mal.
Guardar silencio ante el mal, nos convertimos en cómplices (Ez. 3:18).
En la parábola del buen samaritano registrada en Lucas 10:31-32 encontramos un ejemplo que grafica lo que planteamos.
- Los hombres malos habían robado y golpeado a un hombre, dejándole medio muerto. Los hombres que hicieron esto causaron un gran mal.
- El sacerdote y el levita que pasaron por ese mismo camino y vieron el mal hecho a aquel hombre, estuvieron dispuestos a permitir el triunfo del mal al no hacer nada para auxiliar al hombre herido.
- Sólo el samaritano se puso de pie para hacer lo que era correcto.
- En la lucha contra el mal no hay términos medios, no hay zona gris, no existe neutralidad. Se está a favor de Cristo o en contra de él. (Mat. 12:30).

Cuando Los Hombres Buenos No Hacen Nada, No Sirven
Muchos tienen la idea errónea de que el bien es sólo la ausencia de hacer lo malo.
- Una persona no es buena sólo porque no ha hecho nada malo.
- Una buena persona, es una persona que está trabajando activamente para lo que es bueno (I Ped. 3:11).
- Cuando no lo hacemos lo bueno, estamos pecando (Stg. 4:17).
Una historia para considerar (Gén. 37:29-33)
- Rubén, el mayor de los hijos de Jacob, sabía de la trama de sus hermanos para asesinar a José.
- Comenzó un intento de rescatar a José, pero mientras se retrasa, sus hermanos vendieron a José a la esclavitud.
- Cuando Rubén se enteró de lo sucedido, se dio cuenta de que su intención de ayudarlo falló. En lugar de corregir su error, se involucró en el delito y cargó la culpa por estar de acuerdo con sus hermanos al mentir acerca de la desaparición de José.
- Rubén tenía buenas intenciones.
- Él no estaba presente cuando José fue vendido como esclavo,
- Pero su falta fue no oponerse a las perversas intenciones de sus hermanos.
- Su inacción y pasividad ante lo malo le hizo cómplice del mal. Su culpa lo persiguió el resto de su vida (Gen 42:21-22).
Hoy, con el pretexto de no entrometerse, muchos hermanos “buenos” hacen vista gorda al error.
Bajo la sombra cómoda de la indiferencia dejan que el error se propague, sin poner resistencia alguna a lo malo.

Conclusión:
“¿Quién está por Jehová?” (Ex. 32:26) Una pregunta que recorrió todo el campamento de Israel aquel día.
“¿Quién está por Jehová?” Pregunta que hoy toma mucha importancia.
No permitamos que triunfe el mal por nuestra pasividad ante el error.
Recuerde: Somos la luz del mundo, la sal de la tierra. Cumplamos con nuestro deber como luz y sal.
Pongámonos de pie, denunciemos el mal proclamemos la justicia.
De nada nos sirve conocer la verdad, el evangelio de salvación si no lo llevamos a nuestros familiares, amigos y vecinos.