jueves, 23 de diciembre de 2010

Bendecir Y No Maldecir

Bendecir Y No Maldecir
Romanos 12:14


Encontramos varias exigencias de la vida practicas del evangelio en Romanos capítulo 12.
Presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, aceptable a Dios. (1)
Ser transformados por la renovación de nuestras mentes. (2)
Comprobar (probar por experiencia propia) que es agradable, y perfecta la buena voluntad de Dios (2).

Una vida transformada por el poder del evangelio incluye virtudes tales como:
El amor sin fingimiento, que aborrece lo malo (Rom. 12:9)
El amor a los hermanos con afecto de familia, prefiriéndonos los unos a los otros (Rom. 12:10).
Sirviendo al Señor diligentemente, fervientes en espíritu (Rom. 12:11).
Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración (Rom 12:12).
Compartiendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad hacia los extraños (Rom. 12:13)
Otro indicador de nuestra transformación es el cómo respondemos al maltrato
Esto por cierto es contrario a nuestra “naturaleza humana”, que busca responder del mismo modo en que somos tratados.
Nos detendremos hoy a examinar Romanos 12:14 “Bendecir a los que os persiguen; bendecir y no maldigáis”
Veremos este importante tema para poder entender mejor el por qué este comportamiento frente a nuestros enemigos es exigido siendo parte de la santidad de Dios y de la voluntad aceptable y perfecta para nosotros.

El Mandamiento: Bendecid A Los Que Os Persiguen
Bendecir. De la palabra griega es eulogeo; el término castellano «elogiar»
Significa: alabar, celebrar con alabanzas.
En este texto significa hablar bien de o para bien.
No maldecir en contra, o desprestigiar, sino hablar de aquellas cosas que podemos alabar a un enemigo; o si no hay nada que podamos alabar, no decir nada sobre él.
En este caso, orar por ellos, desearles el bien.
Encontramos este mandamiento dado por Cristo y por Pedro (Mat. 5:44; Luc. 6:28; 1 Ped 3:9)
Note que Pablo da la exhortación dos veces en nuestro texto; tal vez denotando el desafío a esta responsabilidad

No Maldecir.
La palabra griega para maldecir es kataraomai, que se define como maldecir, el pecado de echar maldiciones sobre alguien. Implorar una maldición de Dios para que repose sobre otros; orar para que Dios los destruya.
En un sentido más extenso, significa abusar por medio de palabras de reproche; calumniar; o expresarse en una forma violenta, profana, y escandalosa sobre su enemigo.
El mandamiento: ¡No maldigáis! Quiere decir, no desear el mal a sus enemigos
Aquellos que obedecen este precepto son hombres transformados.
El cristiano va a bendecir, retornando bien por mal.
Así hizo nuestro Señor (Luc. 23:34)
Así enseñó nuestro Señor (Mat. 5:44)
Así nos dejó un ejemplo nuestro Señor (l Ped.2:21-23).
Tan desafiante como podría parecer este concepto, tenemos varios ejemplos para mostrarnos que es posible

Ejemplos Bíblicos
En El Carácter De Job.
Descrito por Dios como “un varón perfecto y recto” (Job 1:8).
Que era declarado inocente en relación a maldecir a otros (Job 31:29-30).
En La Crucifixión
De Jesús. Cuando fue colgado en la cruz, orando por aquellos que Lo crucificaron (Luc. 23:34). Sin embargo fue el objeto de abusos, ofensas y blasfemia (Luc. 23:35-39; 1 Ped 2:23).
En La Conducta De Los Cristianos.
Así como Esteban, cuando estaba siendo apedreado (Hch. 7:60).
Así como Pablo y los apóstoles, de quienes se abusó con frecuencia (1 Cor. 4:12).
Aunque el mandamiento podría ser difícil, sabemos que es posible obedecer.
¿Por qué y cómo, entonces, debemos buscar llevarlo a cabo?]

Conducta A Imitar
Es Nuestro Llamado
Hemos sido llamados:
Para seguir los pasos de Jesús (1 Ped. 2:21-23).
Para bendecir, para que heredemos una bendición (1 Ped. 3:9).
Para ser participante de la “naturaleza divina” (2 Ped. 1:2-4).
Para ser hijos de nuestro Padre que está en los cielos (Mt 5:44-45).
Podría ser que la “humana naturaleza” se incline a responder el mal con el mal, ¡pero tenemos un mandamiento más alto!

Es Necesaria La Práctica De Este Mandamiento:
En el trabajo.
Cuando los patrones o los compañeros de trabajo nos difamen, cuando hacen burla o nos lastiman por nuestras convicciones.
En casa
Cuando los cónyuges dicen o hacen cosas hirientes el uno al otro, cuando el familiar pone rivalidad en su propia mente
En la iglesia con los hermanos (Sant. 4:11; 1 Ped 3:8-9).
Cuando dicen o escriben cosas malas contra nosotros. Cuando nos maldicen o mal representan acusándonos falsamente.
No solo cuando somos perseguidos por la causa de Cristo, ¡sino dondequiera que seamos maltratados por otros!

Nosotros tenemos el llamado para administrar la misericordia y dejar la venganza a Dios (Rom 12:19).
Podríamos entonces orar para que Dios nos capacite para llevar adelante nuestro llamado fielmente.
“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis” (Rom. 12:14) Esta es la senda señalada por Dios en momentos de provocación