domingo, 28 de agosto de 2016

Las Consecuencias Terribles Del Pecado

Las Consecuencias Terribles Del Pecado

  Aquel día fue más oscuro de la historia. No había allí ningún periodista; ninguna de las grandes cadenas televisivas para cubrir la noticia. Pero para al escritor del libro de Génesis, esta noticia fue la peor que jamás haya ocurrido en la historia de la humanidad... El hombre, para quien Dios había diseñado y construido un maravilloso lugar, "el Edén", donde estaba cercado de deleites. Desoyendo las advertencias de su creador, en un acto de rebelión, se sometió al engaño de Satanás, deslizándose así al fondo del precipicio del pecado, permitiendo que por primera vez el pecado entrara al mundo, separándole de su creador. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rom. 5:12)

El Pecado. En su sentido básico, significa "errar al blanco". El "blanco" en esta vida es hacer perfectamente la voluntad de Dios. Cuando uno falla en vivir perfectamente conforme a la voluntad de Dios, uno "yerra el blanco"; es decir, uno peca. Esto bien lo expresa 1 Juan 3:4, "…todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción a la ley". Los mandamientos que compone la ley de Dios son todos justos, por lo cual, la violación de estos mandamientos es injusticia y "toda injusticia es pecado" (1 Juan 5:17).  
La ley de Dios es una extensión de su amor para con nosotros. Dios, siendo nuestro creador, él sabe lo que es mejor para nosotros, lo que realmente necesitamos. Él es la fuente de todo lo bueno. Debido a que Dios nos ama, él nos dice lo que es pecado para que nosotros lo evitemos.
Nadie puede afirmar que no ha cometido una mala acción o que siempre ha hecho lo bueno, y que no ha tenido pensamientos indignos; como tampoco puede negar que en ocasiones ha servido a sus propios intereses egoístas en vez de cumplir la voluntad de Dios. Bien escribió Salomón: "ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque", y agrega, "He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones” Eclesiastés 7:20,29. Para callar a cualquiera que reclame no haber pecado, la Sagrada Escritura responde con firmeza: "como está escrito: No hay justo ni aun uno… todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" (Rom 3:10,12). El apóstol Juan escribió: "si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en vosotros" (1 Juan 1:8). Ciertamente no existe ninguna persona que haya escapado de la trágica influencia del pecado, "por cuantos todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom 3:23).

Las Consecuencias Del Pecado

 La infracción a la ley de Dios resulta en un castigo eternamente severo, pues, la ley, lleva en sí el carácter y la naturaleza del legislador. Como Dios es eterno, su ley es eterna, y está sostenida por la autoridad eterna e infinita. Cuando violamos sus leyes, nuestros pecados alcanzan consecuencias eternas, pues hemos violado la ley de un Dios eterno por lo que sufriremos "pena de eterna perdición" (2 de Tes. 1:9).
La justicia de Dios exige la muerte del pecador: “…el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Otro texto: “Porque la paga del pecado es muerte…” (Rom. 6:23). 
 La justicia exige que el castigo esté a la misma altura del delito. Como pecamos contra una ley eterna, la pena debe guardar proposición con el delito. La medida justa de una ofensa se ve en la persona que ha sido ofendida, es decir, no es lo mismo pecar contra un hombre que pecar contra un Dios infinito. Por ejemplo: En un ejército, si un soldado golpea a otro soldado recibirá un castigo por tal agresión, tal vez no será un castigó demasiado severo. Pero si este mismo soldado golpea a un capitán, la consecuencia será más grave, por lo que el castigo será más severo. Ahora si este mismo soldado se atreve a golpear al general en jefe del ejército, ¡pobre de él! Observe que en cada caso la ofensa fue la misma, la agresión; sin embargo, las consecuencias son diferentes por causa de la distinción de las personas que han sido ofendidas. Este ejemplo nos muestra las consecuencias terribles del pecado. Hemos pecado contra la santidad y el poder de un Dios que tiene absoluto poder. Es por esta razón, que el pecado en nuestras vidas es tan terrible y tiene tan graves consecuencias.
El caso, es que por pecar hemos comprometido nuestra alma, y ahora, estamos bajo pena de muerte y expuestos al castigo eterno. Nuestra única esperanza es que un medio sea hallado por el cual conseguir la misericordia y perdón de Dios contra quien hemos pecado. En este punto, los hombres no podemos hacer mucho, no tenemos qué ofrecer. 
Alguien sin pecado tenía que ofrecerse por los pecados del mundo y tenía que decirnos que hacer para ser librados de la condenación eterna. Aquel que dijo "yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6), es quien puede llevarnos de regreso a Dios, porque él dijo. "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
Juan 3:16
Para que el hombre pueda salir de la terrible condición en que se encuentra por causa del pecado, se necesitó que Jesús, el eterno Hijo de Dios, viniera a este mundo “a dar su vida en rescate de muchos...” (Mar. 10:45). Pedro dijo: “...sabiendo que fuiste recatado de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin manchas y contaminación...” (1 Ped. 1:18,19). El apóstol Pablo señala que: "…Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros…" (Ef. 5:2).
Cristo, porque nos amó, desvió hacia él todo el peso de la ira de Dios por el pecado. Todos nosotros merecíamos ese castigo, pero Cristo lo sufrió, "…el justo por los injustos, para llevarnos a Dios…" (1 Ped. 3:18). Él llevó nuestras culpas "…en su cuerpo sobre el madero…" (1 Ped. 2:24).

El Poder Redentor De La Sangre De Cristo.

Efesios 1:7 “…en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia
1 Juan 3:5 “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él”.
2 Corintios 5:21 "Al que no conoció pecado" (Heb. 4:15; Heb. 7:26; 1Ped. 1:19). "por nosotros lo hizo pecado" Ofrenda por el pecado. Cristo fue hecho un sacrificio por el pecado, pues Dios le trató a Él como si fuera pecador. Isaías 53:6 “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”
1 Pedro 2:24 “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados
Cristo se ofreció a sí mismo por nuestros pecados. 1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios
El problema del pecado se soluciona cuando los pecados son lavados en la sangre de Cristo. Ap. 1:5 “…y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”. Es la sangre de Cristo que lava nuestros pecados

Jesucristo, La Solución De Dios Para El Pecado

Cristo padeció por nuestros pecados. “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él” (1 Jn. 3:5).
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos para llevarnos a Dios” (1 Ped. 3:18).

Cristo derramó su sangre para redimir nuestros pecados.

porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mat. 26:28).
Jesucristo, “… vino para salvar a Su pueblo de sus pecados” (Mat. 1:21).
Jesucristo, “… vino para dar Su vida como rescate por mucho” (Mar. 10:45).
Jesucristo, “…vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. (Luc. 19:10).
Jesucristo, “…el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29).
Jesucristo, “…vino al mundo para salvar a los pecadores…” (I Tim. 1:15).
Jesucristo, “…vino, para dar Su vida como rescate por muchos” (Mar. 10:45).

Cinco Pasos Bíblicos Necesarios Para Recibir El Perdón De Pecado.

1. Oír el evangelio (Rom. 10:17).
2. Creer el evangelio (Mar. 16:15,16; Juan 3:36).
3. Arrepentirse de los pecados (Hch. 17:30,31).
4. Confesar a Cristo como el hijo de Dios (Rom. 10:9,10).

5. Bautizarse para el perdón de pecados (Hch. 3:38).