Las
Consecuencias Terribles Del Pecado
Aquel día fue más
oscuro de la historia. No había allí ningún periodista; ninguna de las grandes
cadenas televisivas para cubrir la noticia. Pero para al escritor del libro de
Génesis, esta noticia fue la peor que jamás haya ocurrido en la historia de la
humanidad... El hombre, para
quien Dios había diseñado y construido un maravilloso lugar, "el Edén", donde
estaba cercado de deleites. Desoyendo las advertencias de su creador, en un
acto de rebelión, se sometió al engaño de Satanás, deslizándose así al fondo del
precipicio del pecado, permitiendo que por primera vez el pecado entrara al
mundo, separándole de su creador. “Por
tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”
(Rom. 5:12)
El Pecado. En su
sentido básico, significa "errar al blanco". El "blanco" en
esta vida es hacer perfectamente la voluntad de Dios. Cuando uno falla en vivir
perfectamente conforme a la voluntad de Dios, uno "yerra el blanco";
es decir, uno peca. Esto bien lo expresa 1 Juan 3:4, "…todo aquel que comete pecado, infringe
también la ley; pues el pecado es infracción a la ley". Los
mandamientos que compone la ley de Dios son todos justos, por lo cual, la
violación de estos mandamientos es injusticia y "toda injusticia es pecado" (1 Juan 5:17).
La ley de Dios es
una extensión de su amor para con nosotros. Dios, siendo nuestro creador, él
sabe lo que es mejor para nosotros, lo que realmente necesitamos. Él es la
fuente de todo lo bueno. Debido a que Dios nos ama, él nos dice lo que es
pecado para que nosotros lo evitemos.
Nadie puede afirmar
que no ha cometido una mala acción o que siempre ha hecho lo bueno, y que no ha
tenido pensamientos indignos; como tampoco puede negar que en ocasiones ha
servido a sus propios intereses egoístas en vez de cumplir la voluntad de Dios.
Bien escribió Salomón: "ciertamente
no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque", y
agrega, "He aquí, solamente esto he
hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”
Eclesiastés 7:20,29. Para callar a cualquiera que reclame no haber pecado, la Sagrada Escritura responde con firmeza: "como
está escrito: No hay justo ni aun uno… todos se desviaron, a una se hicieron
inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" (Rom
3:10,12). El apóstol Juan escribió: "si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en vosotros" (1 Juan 1:8). Ciertamente no existe
ninguna persona que haya escapado de la trágica influencia del pecado, "por cuantos todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios" (Rom 3:23).
Las Consecuencias Del Pecado
La infracción a la
ley de Dios resulta en un castigo eternamente severo, pues, la ley, lleva en sí
el carácter y la naturaleza del legislador. Como Dios es eterno, su ley es eterna,
y está sostenida por la autoridad eterna e infinita. Cuando violamos
sus leyes, nuestros pecados alcanzan consecuencias eternas, pues hemos violado
la ley de un Dios eterno por lo que sufriremos "pena de eterna perdición" (2 de Tes. 1:9).
La justicia de Dios
exige la muerte del pecador: “…el alma
que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Otro texto: “Porque la paga del pecado es muerte…” (Rom. 6:23).
La justicia exige
que el castigo esté a la misma altura del delito. Como pecamos contra una ley
eterna, la pena debe guardar proposición con el delito. La medida justa de una
ofensa se ve en la persona que ha sido ofendida, es decir, no es lo mismo pecar
contra un hombre que pecar contra un Dios infinito. Por ejemplo: En un
ejército, si un soldado golpea a otro soldado recibirá un castigo por tal agresión, tal vez no
será un castigó demasiado severo. Pero si este mismo soldado golpea a un
capitán, la consecuencia será más grave, por lo que el castigo será más severo.
Ahora si este mismo soldado se atreve a golpear al general en jefe del
ejército, ¡pobre de él! Observe que en cada caso la ofensa fue la misma, la agresión; sin embargo, las consecuencias son diferentes por causa de la distinción de las
personas que han sido ofendidas. Este ejemplo nos muestra las consecuencias terribles del pecado. Hemos pecado contra la santidad y el poder de un Dios que tiene absoluto poder. Es por esta razón, que el pecado en nuestras vidas es tan terrible
y tiene tan graves consecuencias.
El caso, es que por
pecar hemos comprometido nuestra alma, y ahora, estamos bajo pena de muerte y
expuestos al castigo eterno. Nuestra única esperanza es que un medio sea
hallado por el cual conseguir la misericordia y perdón de Dios contra quien
hemos pecado. En este punto, los hombres no podemos hacer mucho, no tenemos qué
ofrecer.
Alguien sin pecado tenía que ofrecerse por los pecados del mundo y tenía
que decirnos que hacer para ser librados de la condenación eterna. Aquel que
dijo "yo soy el camino, la verdad y
la vida" (Juan 14:6), es quien puede llevarnos de regreso a Dios,
porque él dijo. "Yo he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).
“Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
Juan 3:16
Para que el hombre
pueda salir de la terrible condición en que se encuentra por causa del pecado,
se necesitó que Jesús, el eterno Hijo de Dios, viniera a este mundo “a dar su vida en rescate de muchos...”
(Mar. 10:45). Pedro dijo: “...sabiendo
que fuiste recatado de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin manchas y contaminación...”
(1 Ped. 1:18,19). El apóstol Pablo señala que: "…Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros…"
(Ef. 5:2).
Cristo, porque nos
amó, desvió hacia él todo el peso de la ira de Dios por el pecado. Todos
nosotros merecíamos ese castigo, pero Cristo lo sufrió, "…el justo por los injustos, para llevarnos a Dios…" (1
Ped. 3:18). Él llevó nuestras culpas "…en
su cuerpo sobre el madero…" (1 Ped. 2:24).
El Poder Redentor De La Sangre De
Cristo.
Efesios 1:7 “…en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia”
1 Juan 3:5 “Y sabéis que él apareció para quitar
nuestros pecados, y no hay pecado en él”.
2 Corintios 5:21
"Al que no conoció pecado"
(Heb. 4:15; Heb. 7:26; 1Ped. 1:19). "por
nosotros lo hizo pecado" Ofrenda por el pecado. Cristo fue hecho un
sacrificio por el pecado, pues Dios le trató a Él como si fuera pecador. Isaías
53:6 “Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el
pecado de todos nosotros”
1 Pedro 2:24 “quien llevó él mismo nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”
Cristo se ofreció a
sí mismo por nuestros pecados. 1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo
por los injustos, para llevarnos a Dios”
El problema del
pecado se soluciona cuando los pecados son lavados en la sangre de Cristo.
Ap. 1:5 “…y de Jesucristo el
testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la
tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”. Es
la sangre de Cristo que lava nuestros pecados
Jesucristo, La Solución De Dios Para El
Pecado
Cristo padeció por
nuestros pecados. “Y sabéis que él
apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él” (1 Jn. 3:5).
“Porque también Cristo padeció una sola vez
por los pecados, el justo por los injustos para llevarnos a Dios” (1 Ped.
3:18).
Cristo derramó su sangre para redimir
nuestros pecados.
“porque esto es mi sangre del nuevo pacto,
que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mat. 26:28).
Jesucristo, “… vino para salvar a Su pueblo de sus pecados”
(Mat. 1:21).
Jesucristo, “… vino para dar Su vida como rescate por mucho”
(Mar. 10:45).
Jesucristo, “…vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido”. (Luc. 19:10).
Jesucristo, “…el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo” (Jn. 1:29).
Jesucristo, “…vino al mundo para salvar a los pecadores…”
(I Tim. 1:15).
Jesucristo, “…vino, para dar Su vida como rescate por
muchos” (Mar. 10:45).
Cinco Pasos Bíblicos Necesarios Para Recibir El
Perdón De Pecado.
1. Oír el evangelio
(Rom. 10:17).
2. Creer el
evangelio (Mar. 16:15,16; Juan 3:36).
3. Arrepentirse de
los pecados (Hch. 17:30,31).
4. Confesar a Cristo
como el hijo de Dios (Rom. 10:9,10).
5. Bautizarse para
el perdón de pecados (Hch. 3:38).