miércoles, 21 de noviembre de 2012


No Dejando De Congregarnos
“… no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” Hebreos 10:25


Introducción:
Nuestro Dios es un Dios cercano que desde el principio  ha deseado tener una estrecha comunión con su pueblo. Esta fue la orden que recibió Israel  “sino que buscaréis al Señor en el lugar en que el Señor vuestro Dios escoja de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su morada, y allí vendréis” (Deut. 12:5).
A  la nación de Israel le ordeno construir el tabernáculo, la tienda de reunión, Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Ex. 25:8).
Estando ya constituidos como nación  Israel se construyó el Templo  convirtiéndose en el centro de adoración de la religión judía. “Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” (2 Cro.7:16).
En estos últimos tiempos Dios ha puesto su nombre en la iglesia
Recordemos “…sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis” (Deut. 12:5).
La iglesia es el templo de Dios “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Cor. 3:16)
“…vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Ped. 2:5)
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mat. 18:20).

El EJEMPLO DE JESÚS
Jesús, el Hijo de Dios, vio la necesidad de reunirse públicamente en forma regular.
Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Luc.  4:16)
Si Jesús, el Hijo de Dios vio necesario reunirse en forma regular  ¿Cuanto más nosotros?
Aun entendiendo que hay gran valor y beneficio en la adoración individual, Dios ha ordenado la adoración pública.
Tenemos mandamientos respecto a la adoración congregacional, en forma regular para nuestro bienestar espiritual.
La fidelidad a Dios y a Su Palabra siempre ha tenido una relación directa con la asistencia fiel a las reuniones ordenadas por Él.

¿POR QUÉ DEBO ASISTIR A TODAS LAS REUNIONES DE LA IGLESIA?

Porque Necesito La Edificación Espiritual Que La Iglesia Ofrece.
La iglesia, en el diseño de Dios,  tiene como propósito la edificación de los santos,
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:11,12).
Necesitamos ser perfeccionados y edificado, esa es uno de los propósitos de la iglesia local.  Para eso fue diseñada.
Debemos tener un deseo intenso por el alimento espiritual que la iglesia ofrece.
“…desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación”  (1 Ped. 2:1, 2).
 “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”  (Mat. 5:6).
La enseñanza de la Palabra de Dios es fundamental para todo cristiano
Jesús habló de la influencia santificadora de la palabra de Dios: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”  (Jn. 17:17). 
¡La palabra de Dios tiene el efecto de separarnos y santificarnos para los propósitos de Dios!
Tenemos un llamado a la transformación “por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Rom.12:2)
Debemos “… aprended a hacer el bien” (Is. 1:17).
Recordemos la amonestación de Pedro: “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías” (1 Ped. 4: 3).
En esta transformación la Palabra del Señor es fundamental: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,  a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16,17).
Considerando lo aquí expuesto,  debo desear estar presente en cada servicio donde se predica y enseña la bendita Palabra de Dios.

Porque El Congregarnos Tiene El Propósito De Animarnos Unos A Otros.
 “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (24)
El ejemplo en el cristiano es algo que Dios se propuso que tuviéramos como ayuda para vivir la vida cristiana.
El ejemplo del cristiano es esencial en la enseñanza para contribuir a la fuerza espiritual de otros (Jn. 13:15; 1 Tim. 4:12; Tito 2:7).
El Nuevo Testamento demanda el cuidado mutuo del uno por el otro, para estimular al amor y a las buenas obras. 
Esto contribuye mu­cho a la perseverancia y fidelidad de todo hermano
Como padres tenemos el mandamiento de criar a nuestros hijos  en disciplina y amonestación del Señor”  (Ef. 6:4).
Un ejemplo despreocupado en la asistencia a las reuniones de la iglesia de parte de los padres, dejará la idea que las reuniones con los santos no importan tanto.
Padres fieles criarán hijos fieles, es cuestión de prioridades (Mat. 6:33)
El plan de Dios para la edificación del cuerpo de Cristo requiere la participación activa de parte de cada miembro. (Ef. 4:11-16)
La congregación se compone de individuos.
La actividad de la iglesia depende de la actividad de los miembros.
La fuerza de la iglesia depende de la fuerza de los miembros.
Diligencia y firmeza de mi parte fortalecerá la congregación local. (Heb. 11:6; 1 Cor. 15:58)
La iglesia es una Comunión (1 Jn. 1:2,3)
La palabra comunión  significa “participación” o “compañerismo”.
Yo tengo comunión con la congregación local en el grado que yo participo  en cada reunión y obra que ella lleva a cabo. (Hch. 2:42)
La iglesia es un ejército. (Ef. 6:11-18)
Somos soldados de Cristo (2 Tim. 2:3,4)
Los soldados desertores debilitan cualquier ejército.
Recordemos que es en la iglesia donde Dios es glorificado a plenitud (Ef. 3:21).
“a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”

¿ES PECADO NO ASISTIR A LAS REUNIONES?

La Biblia enseña que pecado es infracción de la ley de Dios (1 Jn. 3:4).
Reunirse con los santos para adorar a Dios es un mandamiento  (Heb. 10 24,25).
Tenemos el ejemplo de los primeros cristianos (Hch. 2:42; 20:7).
El ausentarse de las reuniones del día del Señor implica por lo menos tres transgresiones a la ley de Dios:
Desobedecer el mandamiento de congregarse. (Heb. 10:25; Hch. 20:7)
Desobedecer el mandamiento de participar  del memorial de la Cena del Señor, “haced esto en memoria de mí”  manifestando una profunda ingratitud, (Luc 22:19; 1 Cor. 11; Hch. 20:7)
Desobedecer el mandamiento de ofrendar. (1 Cor. 16:1,2)
Las reuniones de la iglesia están diseñadas con el propósito de perfeccionar a los santos.
“…a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12)
Son parte de las buenas obras  “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Ef. 2:10)
“…y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”  (Sntg. 4:17).
En realidad, si amo a Dios lo suficiente, quisiera estar siempre donde su nombre es glorificado.
Recordemos al salmista:
Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”  (Sal. 122:1)
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”. (Sal.27:4)
Los mandamientos de Dios no son gravosos  debemos considerarlo como un privilegio y bendición. “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”  (1 Jn. 5:3)
Si amamos al Señor desearemos estar donde Él está presente (Mateo 18:20).
Si amamos a nuestros hermanos nos esforzaremos  “…para estimularnos al amor y a las buenas obras”  (Heb. 10:24).
Si tenemos “hambre y sed” por la palabra de Dios (Mat. 5:6) y deseamos “…como niños recién nacidos, la leche espiritual…”  (1 Ped. 2:2).
Estaremos presentes en cada servicio que la iglesia ha programado para nuestro crecimiento espiritual.

Conclusión:

Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”  (1 Jn. 5:3).
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”  (Mat.6:33).
Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”  (Sal. 122:1)